Salamander
For
years they confused me with the saints
"marvelous
beast of divine race," they said of me,
"that
can walk through fire without burning."
It
is true,
whimsical
genetic combinations have willed me to be
incombustible
flame,
lit
humidity upon the eternal burning of the stone.
Sylio,
stellio, salamander,
small
lizard or multicolored bird,
dweller
of the fire with which all stars shine.
Admired
by men,
I
have drunk from great privileges:
the
vile ones did not succeed in noticing
my
impure coat,
my
protruding eyes,
or
the inscriptions in my tracks.
Yet
I am
subtle
metaphor of Hades,
punishment
of the gods,
unutterable,
hidden
mirror,
lust
of Magdala.
And
they prevent me from returning to my original shape:
marvelous
woman
silky
skin
and
beautiful roundness.
I
was destined to serve the charring rocks,
as
on an ill-fated day
men
wished to trap me
by
the fire.
Since
then they see in me
the
majestic message of the light,
purity
of the eternal incandescent,
the
magic, faith or truth
of
the lords of eternal paradise.
Horses
The only fate is to keep going, errant,
and not look
back.
Beware of the winter winds.
Beware of the winter winds.
Beware of the
beasts with strengths
greater than yours.
Otherwise, everything has been said,
Otherwise, everything has been said,
the offspring of
the horse must seek its domain
and secure its
own food.
The issue is not to look back
The issue is not to look back
and stop,
every time you
deem it necessary,
to rest.
And remember, yet with no mournfulness.
You will learn
to rest.
And remember, yet with no mournfulness.
You will learn
step by step
the wisdom of
the road.
Don't forget
Don't forget
the offspring of
the horse must make
itself
horse.
From Animales de
la casa
Salamandra
Por años fui confundida
con los santos / “bestia maravillosa
de raza divina, me decían,
/
capaz de atravesar el fuego sin arder.”
Cierto es, / combinaciones genéticas caprichosas han querido /
que sea flama
incombustible, / encendida humedad sobre
el
ardor eterno de las
piedras. /
Sylio, stellion, salamandra,
pequeño lagarto o ave multicolor,
habitante del fuego con el que lucen todas las estrellas. /
Admirada por los hombres
/
he bebido de grandes privilegios: /
los infames no atinaban
a fijarse /
en mi pelambre impura, /
en mis ojos saltones / o en las inscripciones de mis huellas. //
Pero soy / metáfora sutil de los infiernos, / castigo de los dioses, /
espejo impronunciable / y escondido, / lujuria de Magdala. /
Y me impiden regresar a
mi forma original: /
mujer
maravillosa
piel de
seda
y
hermosas redondeces. // Fui destinada a
servir a las
piedras calcinantes / ya que un
día desdichado /
los hombres quisieron
atraparme /
junto al fuego. /
Desde entonces ven en mí
/
un mensaje majestuoso de la luz /
pureza de los
incandescentes eternos / la magia, la fe
o la
verdad / de los señores del eterno paraíso.
Caballos
El único destino es seguir errante, / y no volver la mirada. //
Ten cuidado con los vientos del invierno. / Ten cuidado con
las bestias con
más fuerzas / que las tuyas. // Por lo demás,
todo está dicho
/ el hijo del caballo debe buscar sus territorios /
y conseguir sus propios alimentos. // El asunto es que no vuelvas
y conseguir sus propios alimentos. // El asunto es que no vuelvas
la mirada; / y
detenerte / -cada vez que creas necesario- /
a descansar. // Y recordar, pero sin melancolía. / Irás aprendiendo /
poco a poco / la sabiduría del camino. // No lo olvides /
el hijo del caballo debe hacerse / a sí / caballo.
a descansar. // Y recordar, pero sin melancolía. / Irás aprendiendo /
poco a poco / la sabiduría del camino. // No lo olvides /
el hijo del caballo debe hacerse / a sí / caballo.
de Animales de
la casa. Pueden encontrar más poemas de Luis Fernando Chueca aquí.