Taking Charge
Somewhere someone travels toward you,
Somewhere someone travels toward you,
travels
night and day.
Anne Carson
I try to do everything carefully.
Anne Carson
I try to do everything carefully.
I am entrusted to keep the house in order and I
do so, at first desperately, then without thinking
(without worrying, like when I'm facing the light);
then I sweep the leaves covering the patio,
stretch clothes on clotheslines, cook, dust,
attend to the buds in the brick planters:
I watch over their growth, their odd clenched-fist dream.
I take on my duties with sweat and guilt
but when I throw the outdated cans in the toilet
I stand there for several minutes.
It's a relief to see how the clean water soaks up and
carries everything with it,
so incredibly restful to watch how the stink in our lives is sucked
so incredibly restful to watch how the stink in our lives is sucked
and there emerges, from what looked like child vomit, a
foam akin to the sea's.
It's hard to be on the lookout for dirt, for the remnants
It's hard to be on the lookout for dirt, for the remnants
we leave in bathrooms, dishes, hallways;
like picking up what time incessantly does to us in our
intimacy
and remains in some corners, along with the cobwebs.
It's really hard, but when I see the foam that has carried
away
the bad, to me it's like a song, one that will give me
strength
when the night comes
and I have no other voice
than the one I use to answer the phone.
from fábulas de una caída, Cámara Departamental del Libro de Santa Cruz, Bolivia, 2007
From the Lilacs
from fábulas de una caída, Cámara Departamental del Libro de Santa Cruz, Bolivia, 2007
From the Lilacs
trees endlessly bent
by a gale hauling
a huge shadow of memory
you offer in an overflowing pot
you make a heron carve and carve with shaken things –
children with cutting star in their gums
who play on the fatigue of the maternal:
the acid rose of all cycles, the one that
answers even when no one calls, and relapses
we cross those bridges at night,
a white river climbs our backs along with rough
Spaniards, flickering fields, flames in huts as long as
surprises of a beginning, and confusions that protect
or charge ahead with boots and roosters
yet which field is the one where
yet which field is the one where
everything starts sprouting — even her eyebrows?
you seem to draw us on the ground; or, which air
disorients the hands that, with new eyes,
remain; at what moment will the inscrutable flood
of planting oneself firmly between hawks and memories arrive?
we seem to talk to you, white, from the lilacs,
we seem to talk to you, white, from the lilacs,
oblivious to every hour gone,
oblivious
always to every eye, rain — like your footsteps
while knowing that sometimes we also talk, andrei,
we talk like the hours, the rain, the reverse,
or purple wolves with untouchable steps.
To A. Tarkovski, from The Mirror, 1975
from Lumbre de ciervos, Grupo Editorial La Hoguera, Santa Cruz, Bolivia, 2013
while knowing that sometimes we also talk, andrei,
we talk like the hours, the rain, the reverse,
or purple wolves with untouchable steps.
To A. Tarkovski, from The Mirror, 1975
from Lumbre de ciervos, Grupo Editorial La Hoguera, Santa Cruz, Bolivia, 2013
Haciéndome cargo
En algún lugar, alguien viaja hacia ti,
viaja día y noche.
Anne Carson
Trato de hacer todo con cuidado. / Se me encarga que mantenga la casa en orden /
y así lo hago, primero con desesperación, luego sin pensarlo / (sin preocuparme como cuando estoy frente a la luz); / entonces barro las hojas que cubren el patio, /
estiro la ropa en sogas, cocino, quito el polvo, / atiendo a los capullos de las jardineras de ladrillos: / velo su crecimiento, su raro sueño de puños cerrados. /
Asumo mi tarea con sudor y culpa, / pero cuando boto las conservas vencidas por el inodoro, / me quedo allí parada por varios minutos. / Es un alivio ver cómo el agua limpia absorbe y se lleva todo. / Descanso increíblemente viendo cómo es succionado / el mal olor de nuestras vidas, y emerge de eso que parecía vómito de niño, / una espuma similar a la del mar. / Es difícil estar pendiente de la suciedad, de los restos / que dejamos en los baños, en los platos, en los pasillos, / es como estar levantando lo que el tiempo nos hace a cada minuto / en nuestra intimidad y queda con telarañas en unos rincones. / Realmente es duro, pero cuando veo esa espuma que se ha llevado / lo malo, es para mí como una canción, una que me dará fuerzas
cuando venga la noche / y no tenga otra voz / sino esa con la que contesto el teléfono.
de fábulas de una caída, Cámara Departamental del Libro de Santa Cruz, Bolivia, 2007
Desde las lilas
árboles largamente doblados / por un ventarrón que arrastra / una enorme sombra de recuerdo / ofreces en vasija desbocada // haces tallar y tallar a una garza con cosas conmovidas: / niños con estrella filosa en las encías / que juegan sobre la fatiga de lo maternal: / la ácida rosa de todos los ciclos, aquella / que responde, aunque no tenga llamadas, y reincide // de noche atravesamos esos puentes, /
un blanco río sube a las espaldas, junto con españoles / ásperos, campos que titilan, llamas en chozas largas como / sorpresas de un inicio y confusiones que cuidan
o arremeten con botas y gallos // pero cuál es el prado desde donde empieza /
a germinar todo — hasta las cejas de / ella?, pareces dibujarnos en la tierra; o cuál aire /desorienta las manos que con nuevos ojos / quedan; en qué momento llega el diluvio insondable / de afirmarse entre halcones y recuerdos?, /
parecemos hablarte, blancos, desde de las lilas / ignorantes de cada hora ida,
ignorantes siempre de cada ojo, lluvia — como tus pisadas // aunque sabedores de que a veces también hablamos, andrei, / hablamos como las horas, la lluvia, lo inverso / o lobos púrpuras de pasos intocables.
A A. Tarkovski, desde El Espejo, 1975
de Lumbre de ciervos, Grupo Editorial La Hoguera, Santa Cruz, Bolivia, 2013
En algún lugar, alguien viaja hacia ti,
viaja día y noche.
Anne Carson
Trato de hacer todo con cuidado. / Se me encarga que mantenga la casa en orden /
y así lo hago, primero con desesperación, luego sin pensarlo / (sin preocuparme como cuando estoy frente a la luz); / entonces barro las hojas que cubren el patio, /
estiro la ropa en sogas, cocino, quito el polvo, / atiendo a los capullos de las jardineras de ladrillos: / velo su crecimiento, su raro sueño de puños cerrados. /
Asumo mi tarea con sudor y culpa, / pero cuando boto las conservas vencidas por el inodoro, / me quedo allí parada por varios minutos. / Es un alivio ver cómo el agua limpia absorbe y se lleva todo. / Descanso increíblemente viendo cómo es succionado / el mal olor de nuestras vidas, y emerge de eso que parecía vómito de niño, / una espuma similar a la del mar. / Es difícil estar pendiente de la suciedad, de los restos / que dejamos en los baños, en los platos, en los pasillos, / es como estar levantando lo que el tiempo nos hace a cada minuto / en nuestra intimidad y queda con telarañas en unos rincones. / Realmente es duro, pero cuando veo esa espuma que se ha llevado / lo malo, es para mí como una canción, una que me dará fuerzas
cuando venga la noche / y no tenga otra voz / sino esa con la que contesto el teléfono.
de fábulas de una caída, Cámara Departamental del Libro de Santa Cruz, Bolivia, 2007
Desde las lilas
árboles largamente doblados / por un ventarrón que arrastra / una enorme sombra de recuerdo / ofreces en vasija desbocada // haces tallar y tallar a una garza con cosas conmovidas: / niños con estrella filosa en las encías / que juegan sobre la fatiga de lo maternal: / la ácida rosa de todos los ciclos, aquella / que responde, aunque no tenga llamadas, y reincide // de noche atravesamos esos puentes, /
un blanco río sube a las espaldas, junto con españoles / ásperos, campos que titilan, llamas en chozas largas como / sorpresas de un inicio y confusiones que cuidan
o arremeten con botas y gallos // pero cuál es el prado desde donde empieza /
a germinar todo — hasta las cejas de / ella?, pareces dibujarnos en la tierra; o cuál aire /desorienta las manos que con nuevos ojos / quedan; en qué momento llega el diluvio insondable / de afirmarse entre halcones y recuerdos?, /
parecemos hablarte, blancos, desde de las lilas / ignorantes de cada hora ida,
ignorantes siempre de cada ojo, lluvia — como tus pisadas // aunque sabedores de que a veces también hablamos, andrei, / hablamos como las horas, la lluvia, lo inverso / o lobos púrpuras de pasos intocables.
A A. Tarkovski, desde El Espejo, 1975
de Lumbre de ciervos, Grupo Editorial La Hoguera, Santa Cruz, Bolivia, 2013
Pueden encontrar estos poemas en Otra iglesia es imposible, el blog del poeta argentino Jorge Aulicino.
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