I suspect that
my father's influence is also in the language restraint I choose to practice. I
know it is impossible to explain persuasively why poets write the way they write.
Yet I am convinced that poetic phrasing stems from the way we are rather than
from literary styles. We can open ourselves to every poetic ideal, but the one
that settles in us is that which coincides with our personality and is
processed with our biography. Poetic perceptions and language may precede our
first, now remote poem.
Chikamatsu, the
great Bunraku playwright, said in the early eighteenth century: "Singing
verses with the voice full of tears is not my style. I consider that pathos is
entirely a matter of containment. When all the parts are controlled by containment
the effect is more moving." I think that my father never met Chikamatsu, but
I envision him saluting the playwright in gentle acceptance, especially when he
practiced one of his several trades – that of restorer of home virgins and
saints, those statuettes that people kept on a shelf in their living rooms or
bedrooms (...) He was a Buddhist, but he devotedly strived to restore the
Catholic images. He never got any complaints, except with the Christs. His serene
faith, devoid of drama, led him to paint on the crucified figures only a
discrete wound on the side. Then his customers would demand the trace of
passion, the strident blood of tragedy.
From "Elogio del refrenamiento," published in El poeta y su trabajo, Fall 2008. An anthology of Watanabe's poetry was published in English under the title Path through the Canefields, White Adder Press. You can find an English version of two of his poems in this blog.
Sospecho que la
influencia de mi padre también está en la contención de lenguaje que me place
practicar. Sé que es imposible explicar convincentemente por qué un poeta
escribe como escribe, pero estoy convencido de que el fraseo poético nace de
nuestro modo de ser, no de los estilos literarios. Podemos abrirnos a todos los
ideales de poesía, pero se decanta en nosotros el que coincide con nuestra
personalidad y se procesa con nuestra biografía. Percepciones poéticas y
lenguaje acaso sean anteriores a nuestro primer ya lejano poema.
Chikamatsu, el
gran dramaturgo de bunraku, a comienzos del siglo XVIII dijo: "Cantar los
versos con la voz preñada de lágrimas no es mi estilo. Considero que el pathos
es enteramente una cuestión de refrenamiento. Cuando todas las partes están
controladas por el refrenamiento, el efecto es más conmovedor".
Creo que mi
padre nunca conoció a Chikamatsu, pero lo imagino haciéndole una suave venia de
aceptación, especialmente cuando ejercía uno de sus varios oficios, el de
restaurador de vírgenes y santos caseros, aquellas estatuillas que la gente
velaba en las repisas de sus salas o dormitorios (...) Era budista, pero ponía
el más devoto empeño en resanar las imágenes católicas. Nunca tuvo reclamos,
excepto con los Cristos. Su fe sosegada y sin dramatismos lo llevaba a pintarle
a los Crucificados sólo una herida discreta en el costado. Entonces sus
clientes le exigían las huellas de la pasión, la sangre estridente de la
tragedia.
De "Elogio del refrenamiento," publicado en El poeta y su trabajo, Fall 2008. Pueden encontrar el ensayo completo aquí.
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