Friday, May 9, 2014

A poem by Concepción Bertone (Argentina, 1947), my translation / Un poema de CB


Waiting for the Snow

                        to Glauce Baldovín, in memoriam

Everybody says it will snow in the city.
Everybody wants to see something new
something rare and light in the snow since
we wouldn't know how to live with that. The face of
the other is our face and the ice of the snow
reflects it. But it never fell. Only rocks of
ice and something of a storm
that destroyed the trees. The afternoon turned into
night and the sky revealed to me
the mood of the birds, the scissors
of a noisy flock
seeking a place to nest.

And nothing
we didn't know – except flying –
is happening to us. The snow
always falls elsewhere.

Waste is a rule
of art and of thrashed nature. There is
always time, warmths of
old Barragán, sackcloth petticoats,
linens embroidered against the war by
my grandmother who, into that doing
plunged, blossomed on the fabric.
Flower rebelling against the snow
that had to be shoveled to see the light,
the muddy soil left by the shovel
shrouding the bullet of that weariness
that made her heart
burst one night.

Yours, hers. It is deemed friendly,
the trace of the backstitch, the basting thread,
the Cyclopean gaze of the needle, what the shovel
digs when it sows. The edge of the paper
or the thread. It is deemed friendly,
among the weeds where a lily is being honed,
not to step on its fate of knife

saving part of a
sorrowful day.

From the weight of uncertainty, from that poorly
phrased name
of the adverse. The reverse of
innocence, when it kills you.

From Esperando la nieve. You can find other poems by CB translated into English here.


Esperando la nieve

a Glauce Baldovín, in memóriam

Todos dicen que va a nevar en la ciudad.
Todos quieren ver en la nieve algo nuevo,
algo raro y ligero porque
no sabríamos convivir con eso. El rostro
del otro es nuestro rostro y el hielo de la nieve
lo refleja. Pero nunca cayó. Sólo piedras
de hielo y algo de la tempestad
que destruyó a los árboles. La tarde
se hizo noche y el cielo
me develó el humor de los pájaros, la tijera
de una bandada ruidosa
buscando dónde anidar.

Y nada
que no supiéramos –salvo volar–
nos pasa. La nieve
cae siempre en otra parte.

El derroche es una ley
del arte y de la naturaleza apaleada. Siempre
hay tiempo, tibiezas
de Barragán antiguo, enaguas de jerga,
lienzos bordados por mi abuela
contra la guerra que,
en ese hacer sumida, florecía en la tela.
Flor rebelada contra la nieve
que había que cavar para ver la luz,
el suelo fangoso que dejaba la pala
enterrando la bala del cansancio
que le hizo estallar una noche
el corazón.

El tuyo, el de ella. Se supone cordial
la huella del pespunte, el hilván,
la mirada ciclópea de la aguja, lo que cava
la pala cuando siembra. El filo del papel
o del hilo. Se supone cordial
entre los yuyos donde se afila un lirio
no pisar su destino de cuchillo

salvando una parte
de un día de pesar.

Del peso del avatar, de ese mal
expresado nombre
de lo adverso. Reverso
del candor, cuando te mata.

 De Esperando la nieve. Pueden leer una entrevista a CB de Augusto Munaro aquí, y más poemas aquí.

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