The Rite
Pick up your things
Pick up your things
your firm thighs, the basket loaded
to the brim, everything that keeps
the water cool and the milk hot,
everything put away already out of place;
wrap your kids from the cold and the
twilight, pick up
the chairs, the details, and
let the sea talk with me.
The varicose veins of old women,
either sufferers or fighters or satisfied with
what they have done in the end with their lives,
collect them,
just as men collect odds and ends from their
hoop nets,
those who fish with nets, and the
indomitable who carry their lines far, far away;
pick up, dark men of
such blond body hair, the tents,
tie the ropes with a lament that sounds like
I haven't set sail, today either, and let the
sea talk with me.
Children deafened by your sound routine,
pick up your games, look once again toward the beach,
go back,
go back home,
to monotony, to details.
Silent couples, get up and walk
go back,
go back home,
to monotony, to details.
Silent couples, get up and walk
for the moon to corrupt the mouth of
each, the breast of every one,
make the waters finally open
just like that,
pick up and run
pleasantly, carefully
from the twilight,
from the barren foam remaining on the shore,
and let the sea chat with me.
From La mitad de la verdad, bajo la luna editorial, 2008.
From La mitad de la verdad, bajo la luna editorial, 2008.
Amiable
Music at Last
Because the leaves on that small tree still shine
I envision, there, far away, the enchanted summer
forest.
I'd even rush the night
for little critters to bathe everything in amiable
music, at last,
songs laughing at the graveness of the sea, there,
nearby,
as the poor laugh,
as cicadas and crickets and the
frogs laugh at the sea, there, far away,
when it is summer still.
From Música
amable al fin, mágicas naranjas
ediciones, 2012
You can find a translation of Irene Gruss's poem "El té" in Jorge Aulicino's blog, Otra iglesia es imposible.
Levanten sus cosas,
sus muslos firmes, el canasto cargado
hasta el tope, todo para mantener
el agua fresca y caliente la leche,
todo guardado fuera de lugar ya;
cubran a sus niños del frío
y del ocaso,
levanten las reposeras, los detalles,
y dejen hablar al mar conmigo.
Las várices de las viejas
sufrientes o luchadoras o satisfechas
por lo que han hecho al cabo con sus vidas,
recójanlas
así como los hombres recogen menudencias
de su mediomundo,
esos que pescan con red,
y los bravíos que llevan el sedal lejos, lejos;
levanten,
hombres morenos de vellos tan rubios, las carpas,
aten las sogas con un lamento parecido a
hoy no me he hecho a la mar, tampoco hoy, y dejen hablar
al mar conmigo.
Chicos aturdidos por su rutina sonora,
levanten sus juegos, miren una vez más hacia la playa,
vuelvan,
vuelvan al hogar,
a la montonía, a los detalles.
Parejas silenciosas, levántense a caminar,
a que la luna corrompa
la boca de cada cual,
el pecho de cada uno,
hagan que las aguas por fin se abran,
como si nada,
levanten y huyan
amable, cuidadosamente
del ocaso,
de la espuma estéril que queda en la orilla,
y dejen conversar al mar conmigo.
Música amable al fin
Porque las hojas de ese arbolito brillan todavía,
imagino, allá lejos, el bosque encantado de verano.
Hasta apuraría la noche, a que el bicherío inunde todo de música amable, al fin,
canto que se ríe de lo grave del mar, allá, a pocos pasos,
como el pobre se ríe,
como las chicharras y los grillos
y los sapos se ríen del mar, allá, lejos,
cuando es verano todavía.
Pueden encontrar poemas de Irene Gruss en su blog Casta diva.
Perdón pero cuando aparecen en español dice cualquier cosa; parecen de google, Judith, fijate
ReplyDeleteHace unos segundos
¿El problema es con la versión original de los poemas? Quizá tendría que escribirlos verso por verso en lugar de usar las barras para separar.
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