Monday, October 24, 2016

A poem by Luis Moreno Villamediana (Venezuela, 1966), translated by Judith Filc / Un poema de Luis Moreno Villamediana




Shibboleth

My name must be Luis/and in my hand
I must hold a hook hard
to use as anchor in the very hard/soil when I fall
without bouncing
on the very earth,
two or three stories above
the pressing sewer the final
bed,
they say

(If I get there

(after countable years with the arms/so poor/
going and going at it like feather blades,
gliding whole, the aforementioned,
the above-mentioned Luis, his eyes on the muddy plains
around below/looking at everything,
plummeting, the dude, from one country (to another) (better made up)),

to fall completely (into something));
but we must assume
the pure reality of this topography;
to see it from the inside out;
closing our eyes so that those muddy/plains
won't flee;

we must dream in the middle of a railway
two border patrolmen,
down there,
in dark uniform like a misguided winter,
dream there are no more leaves but loose tar threads/melted
are there, hanging from a tree,
and that amid this we fall;
we are nothing
in these seasons;

in the dream there is no doubt about the strict effectiveness of customs officers;
if you look carefully you will see that one wears short sleeves
and the other yawns, almost/and between the two,
effective/strict,
they ask us for leave to pass, for papers, stamping/each;
• my name must be Luis and I must not have died

the guards have my name;
Guard (1) (and) (2);
a shiny uniform;
dazzling buttons on the shirt front;
the strength to silence me the strength to fasten me to a button hole/the strength
to talk fast and tell a lie
that may destroy me;
Guard (1): the citizen has brown eyes;
Guard (2): you seem young but you're older than you look
So you're older than you say you are
And more ancient than I say;

there's cold outside
(also in the dream);

Guard (1) (and) (2) tell me the first rule is to look at
everything from afar;
because I won't get in;
(to die;)
they'll carve up my skull with an axe;
(another rule;)
in brine they will store my eyes
so they won't see the new
trees the green seasons;
(to die;)
that a tombstone won't talk about me; (third rule;)
what was mine will be auctioned;
what isn't will have safe-conduct;

only shouting something of his own will he cross and stick
beyond the lips
to a mountain a tree that juts out
next to a cliff;
I can only be the echo between them
if I yell my name;

what river is that, visible in the map/
if I yelled my name;
this blue meander/
if I yelled my name;
that lead wound;

my mouth is shut and before me, the guards stand at attention like pines; I put my hands in my pockets; it's already warmer; outside; I'd like to start counting and never stop, but I forget many things, numbers remain stuck to a remote wall, in my head; I don't have brown eyes; I'm as old as I will repeat all the time until my next birthday, in a few months, almost a whole year; but what's my name;

what name if I yelled my name could yell my name
as though eternal,
here,
next to the rails
(an express goes by) (in the dream)
(and empty)

what single syllables,

what that I don't stop,

that I don't throw myself to the ground like an angel, hook in hand,
for the mere illusion of holding on to
an electric cable or the parapet of a big bridge,
the ravings of a land marked like a card marked for you
and with no wires

for a stranger I am, and a sojourner



From En defensa del desgaste, Ediciones Mucuglifo / Ediciones Solar. You can read an interview with LMV in Spanish here.



Sibboleth

debo llamarme Luis/y en la mano
sostener duro un garfio
que usar de ancla en la tierra/muy dura/cuando caiga
sin rebotar
sobre la misma tierra,
dos o tres pisos arriba
del sumidero perentorio la cama
que se dice
final

(si es que llego

(después de años contables con los brazos/tan pobres/
dándole y dándole como aspas de pluma,
planeando completo el susodicho,
el Luis mentado sus ojos en las turbias praderas
alrrededor abajo/mirando cada cosa,
desplomándose el tipo desde un país (a otro) (mejor inventado)),

a caer del todo (en algo));
pero hay que suponer
la pura realidad de esa topografía;
verla de adentro afuera;
cerrar los ojos y que no huyan esas
praderas/turbias;

hay que soñar en medio de una vía ferroviaria
dos guardas fronterizos,
allá abajo,
con uniforme oscuro como un invierno errado,
soñar que ya no hay hojas pero cuelgan de un árbol
hilachas de alquitrán/derretidas,
y que entre eso se cae;
no somos nada
en esas estaciones;

en el sueño no hay duda de la eficacia, estricta, de los aduaneros;
si uno se fija bien ve que uno tiene cortas las mangas
y el otro bosteza, casi/y entre los dos,
eficaces/estrictos,
nos piden paso y papeles, sellado/cada uno;
• debo llamarme Luis y no haber expirado;

los guardias tienen mi nombre;
Guardia (1) (y) (2);
un lustroso uniforme;
botones en la pechera que relumbran;
la fuerza de callarme la fuerza de prenderme de un ojal/la fuerza
de hablarme rápido y decir una mentira
que llegue a destruirme;
Guardia (1): el ciudadano tiene los ojos marrones;
Guardia (2): usted parece joven pero es más viejo de lo que aparenta
Por lo tanto es más viejo de lo que usted dice
Y más anciano de lo que yo diga;

hay frío, afuera
(también en el sueño);

Guardia (1) (y) (2) me dicen que la primera regla es mirarlo
todo desde lejos;
porque no voy a entrar;
(que me muera;)
me van a desguasar el cráneo con un hacha;
(otra regla;)
en escabeche pondrán mis ojos
para que no logren ver los nuevos
árboles las verdes estaciones;
(que me muera;)
que una lápida no vaya a hablar de mí; (tercera regla;)
lo que fue mío se pondrá en remate;
lo que no es mío tendrá salvoconducto;

sólo gritando algo propio va a cruzar y pegarse
más allá de los labios
a una montaña a un árbol que se asoma
junto a un acantilado;
puedo ser eco únicamente entre ellos,
y si grito mi nombre;

qué río es ese visible en el mapa/
si gritara mi nombre;
ese menadro azul/
si gritara mi nombre;
esa herida de plomo;

tengo la boca cerrada y enfrente, como pinos, se cuadran los guardias; meto las manos en los bolsillos; ya hay más calor, afuera; me gustaría comenzar a contar sin detenerme, pero olvido muchas cosas, los números quedan pegados a una pared remota, en la cabeza; no tengo ojos marrones; tengo la edad que siempre repito, hasta otro aniversario, en unos meses, casi un año completo; pero cómo me llamo;

qué nombre si gritara mi nombre podría gritar mi nombre
como si fuera eterno,
aquí,
junto a los rieles
(pasa un tren rápido) (en el sueño)
(y vacío)

cuáles sílabas únicas,

qué que no me detenga,

que no me tire al suelo como un ángel con un garfio en la mano
para la mera ilusión de sostenerme
de un cable eléctrico o el pretil de un gran puente,
el delirio de una tierra marcada como una carta marcada para uno
y sin alambres

porque extranjero soy, y advenedizo

 De En defensa del desgaste, Ediciones Mucuglifo / Ediciones Solar. Pueden leer una entrevista con LMV aquí

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