He tells me
He tells me he wrote on bills
and cigarette paper
while she
went to the john
to look at him through the window
He tells me she's his death
and he doesn't want to die yet
because death
is a femme fatale
He tells me she's his chrysanthemum
and he recites haikus for her
on Mount San Cristóbal
while the animals
get hysterical with the rain
He gathers the best letters
and stores them in his Buddhism book
and recites Girondo poorly
while she
walks away
with her magnolia breasts
flying
flying
over the town
The same night
Nobody cared
who left first
or who paid the bill
of those four months
we'll never drink
as much as then
or have the feeling
of being so happy
our heart was so loaded
we crawled
like magnets
toward the same night
the same table
the same void
we couldn't leave
which hurt so much
toward the same flamenco
tinged with coupling
that fell cold
on the plastic chairs of the bar
toward the same deception
that was never but
the fold of a gaze
into the same distance
the same inconsolable space
that was also
the only mode
of surrender
From Gran Avenida, La Calabaza del Diablo. You can find more poems by GG, in Spanish, here.
Me dice
Me dice que escribía en boletas
y papelitos de cigarros
mientras ella
se iba al baño
a mirarlo por la ventana
Me dice que ella es su muerte
y que no quiere morir todavía
porque la muerte
es mujer fatal
Me dice que ella es su crisantemo
y le recita haikus
en el cerro san cristóbal
mientras los animales
se vuelven histéricos con la lluvia
Él recoge las mejores cartas
y las guarda en su libro de budismo
recitando mal a girondo
mientras ella
se aleja
con sus senos de magnolia
volando
sobre la ciudad
La misma noche
A nadie le importó
quién se iba primero
o quién pagaba la cuenta
de estos cuatro meses
jamás beberemos
tanto como entonces
ni tendremos la sensación
de ser tan felices
teníamos el corazón tan cargado
que nos arrastrábamos
como imanes
a la misma noche
a la misma mesa
al mismo vacío
que no podíamos dejar
y nos dolía tanto
al mismo flamenco
teñido de apareamiento
que caía seco
en las sillas plásticas del bar
al mismo engaño
que jamás fue
sino el pliegue de una mirada
en dirección a la misma lejanía
al mismo espacio inconsolable
que era también
la única forma
de entrega
De Gran avenida,
Editorial La Calabaza del Diablo. Pueden encontrar más poemas de Gladys Gonzalez aquí.
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