Desde siempre existe la noción, la contemplación y la
imaginación de la muerte. Hay una presencia suya desde siempre. Ahora hay una
verificación, se hace sensible, se manifiesta de maneras no imaginarias. Uno la
siente física y metafísicamente. Son, si se quiere, cuestiones clínicas, pero
son sensibles. Y es que dentro de la experiencia de la muerte que puede
alcanzar a un ser vivo, el segmento imaginativo es más largo o más corto, e
igual el de la verificación. Es imposible que un ser humano hable de la muerte
igual cuando lleva vividos 25 años que cuando lleva vividos 70. Cuando se vive
setenta, se tienen pruebas de la muerte.
(...)
Mis apelaciones a la muerte cuando tengo 18 años no están
huérfanas por completo de experiencia. Mis alimentos terrestre han tenido que
ver mucho con la muerte. Un chico solo, viviendo su infancia, su juventud con
su madre, que impone constantemente una ausencia producida por la muerte; el
recinto familiar está marcado por esa ausencia, sensible, diaria. Entonces cabe
un sincero romanticismo, una sentimentalidad al respecto, pero también es
posible una manipulación estética. (...) Lo que tengo ahora es miedo, un miedo
que se apoya en experiencias. Y oscuramente en los dos casos, la frivolidad de
entrar en la muerte para hacer un trabajo literario también está justificada,
es una forma de salvarse del miedo, aunque sea por los pelos.
Entrevista de Miguel Casado para El poeta y su trabajo. Pueden leer la entrevista completa aquí.
The notion, contemplation, and imagination of death have
existed since time immemorial. Death has always had a presence. Now there is a
verification; it becomes perceptible, it is manifested in non-imaginary ways.
One feels it physically and metaphysically. These are clinical issues, if you
will, but they are perceptible. It's just that in the experience of death that
may touch a living being, the imaginative stretch may be longer or shorter, and
likewise the verification stretch. It is impossible for human beings to talk
about death in the same way after living twenty-five years as after living
seventy. When you have lived for seventy years you have evidence of death.
(...)
My appeals to death at 18 are not entirely devoid of
experience. My earthly nourishment has had much to do with death. A child alone
living his childhood, his youth with his mother, which constantly imposes an
absence produced by death. The family home is marked by this perceptible, daily
absence. An honest romanticism, a sentimentality in this regard are then
possible, but also esthetic manipulation (...) What I have now is fear, a fear supported by
experience. And obscurely in both cases, the frivolity of entering death to
carry out literary work is also justified; it is a way of escaping fear, even
if only by the skin of one's teeth.
Interview with Miguel Casado for El poeta y su trabajo. You can find information on Gamoneda and a sample of his work in English here.
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