Translating has
led me to reflect further on the specificities of poetry as a language. Yet I
still think that it is an answer to the world – that the two sources of poetry
are what we have read and what we have experienced, and that the latter is
always essential. And while I respect other views, I believe that if we give too
much precedence to what we read, if poetry is conceived of mainly as a
linguistic experiment, that other essential element may fail. There is a sort
of tension. When you create, you realize that you are not alone; you are in
contact with non-linguistic matter. Translators experience the same thing with
foreign languages. They struggle because their language doesn't allow them to
say what the other is saying very well. But I believe that poetry can be
translated. Not in the bad sense of believing that the poem is the same: sound
and meaning referents differ; each language is a singular universe. Still, translating
is legitimate – it's making the poem radiate into another language.
El hecho de traducir, ahora, me ha llevado a meditar más en lo específico de la poesía como lenguaje. Pero sigo pensando que es una respuesta al mundo, que las dos fuentes de la poesía son lo leído y lo vivido, y que esto último siempre es básico. Y aunque respeto otras posiciones, me parece que si se pone demasiado en primer plano lo leído, si la poesía se piensa demasiado como experimento lingüístico, ese otro elemento, esencial, puede fallar. Hay una especie de tensión: cuando uno está creando nota que no está solo, sino en contacto con una materia no lingüística. Al que traduce le pasa lo mismo, con la lengua extranjera. Está luchando, porque su lengua no le permite lo que la otra está haciendo muy bien. Pero yo creo en la posibilidad de traducir poesía. No en el mal sentido, de creer que el poema es el mismo: los referentes de sonido y sentido son diferentes, cada lengua es un universo distinto. Pero es legítimo, traducir es lograr la irradiación de un poema en otra lengua.
From the
interview conducted by Osvaldo Aguirre for El
país cultural 243. You can find the interview in Spanish in the blog El mundo incompleto.
El hecho de traducir, ahora, me ha llevado a meditar más en lo específico de la poesía como lenguaje. Pero sigo pensando que es una respuesta al mundo, que las dos fuentes de la poesía son lo leído y lo vivido, y que esto último siempre es básico. Y aunque respeto otras posiciones, me parece que si se pone demasiado en primer plano lo leído, si la poesía se piensa demasiado como experimento lingüístico, ese otro elemento, esencial, puede fallar. Hay una especie de tensión: cuando uno está creando nota que no está solo, sino en contacto con una materia no lingüística. Al que traduce le pasa lo mismo, con la lengua extranjera. Está luchando, porque su lengua no le permite lo que la otra está haciendo muy bien. Pero yo creo en la posibilidad de traducir poesía. No en el mal sentido, de creer que el poema es el mismo: los referentes de sonido y sentido son diferentes, cada lengua es un universo distinto. Pero es legítimo, traducir es lograr la irradiación de un poema en otra lengua.
De la entrevista
realizada por Osvaldo Aguirre para El
País Cultural Nº 243. Pueden encontrar la entrevista completa en el blog El mundo incompleto.
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