Thursday, August 20, 2015

Three poems by Ana Laferranderie (Uruguay, 1969), translated by Judith Filc / Tres poemas de Ana Laferranderie

Where something is absent. The shadow attached a mountain to her. Seeking relief, she tested the weight of emptiness as if no lands or seasons existed. And while her nails revealed a script she set foot on the top.
She didn't see an arrow from the remainder but a curve of ethereal whips, weightless space to fathom. That's why she quietly persisted, waiting for a sound that would free waves to thrust herself forward. Impress a voice where something is missing. A promising expansion of the evening, or at least the drumming of knuckles. A word that would resonate, muffled. A caress approaching, blind.

Taken from Valknutr. It belongs to the series Territorios, written in 2007.


The stone of the house is eroding. I hear the water beating outside. Something of me is growing far away. I wouldn't know how to be as I was before, unmarred at home, attached to the light of its instruments.

In noticing what's absurd. This torpor pervades the day; movement loses meaning. I look at the opening space behind the window. I follow it in the distance, up to a rock where the cold surf hits. It disintegrates; it spreads in fluidness. I'm still before me. With my feet in the water, I know I'm fading matter.

From Volcar la cuna Ediciones del Dock. You can find other poems by AL in Spanish here.

Donde algo falta. La sombra le adhería una montaña. Para aliviarse sopesaba vacío, como si no existieran territorios ni estaciones. Y mientras develaba una trama con las uñas, ponía el pie en la cumbre.
No veía la flecha desde lo remanente sino una curva de látigos etéreos, espacio ingrávido para discernir. Por eso persistía quieta, esperando un sonido que habilitara ondas para impulsarse. Imprimir una voz donde algo falta. Una promisoria ampliación de la tarde o al menos un fraseo de nudillos. Una palabra que resuene sorda. Una caricia que se acerque, ciega.


Tomado de Valknutr. Pertenece a la serie Territorios, de 2007.


La piedra de la casa se desgasta. Escucho cómo golpea afuera el agua. Algo de mí crece lejos. No sabría estar como antes intacta en el hogar, apegada a la luz de sus instrumentos.

Por ver lo absurdo. Este sopor invade el día, pierde sentido el movimiento. Miro el espacio que se abre detrás de la ventana. Lo sigo lejos, hasta una piedra donde golpea espuma fría. Se desintegra, se dispersa en lo líquido. Yo sigo frente a mí. Con los pies en el agua sé que soy materia que se apaga.

De Volcar la cuna, Ediciones del Dock. Pueden encontrar otros poemas de AL aquí.


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