Monday, July 1, 2013

Two poems by Leopoldo Castilla (Argentina, 1947), my translation / Dos poemas de LC



Water

To Salvador Garmendia

Let us pretend
I don't know that the rain only
happens in the word rain
that it falls in the direction opposite to space
and it is
because it ceases to be
just as your eye ceases to be eye and is
horse when it
looks at a horse

raining is not
natural
it is natural for you to
shiver
to fear the rain

you
who are almost all water
build a house in the
name of the word man
you
believing water
protect yourself from the horror of falling

you say, rain
and are water
looking at water.

From Teorema natural, Poesía Hyperión


Supplantations

To that woman, the firmament is gold
gold to that child,
a small fire in the vacant lot
the vacant lot to an old woman,
her youth in that picture.

Things are welded by desperation.
Amid them, the man who gathers them,
while he swims, sleepwalking, in the shoal of his ancestors
and goes, faint of thought,
toward that other thought that is
death.

Then they join his hands
so that he touches himself, remembers himself.
Yet he's no longer there
and cannot gather his islands.
The old woman, the woman, the child
watch him leave the picture
toward the vacant firmament.

Someone says, "such is fate."

And far away fate turns
beside itself
without a future,
like a madman tied
to the tree in the back of the house.

From El amanecido, El mono armado, 2005
Review 75 published some of his poetry in English.



El agua

A Salvador Garmendia

Hagamos de cuenta / que yo no sé que la lluvia /
sólo ocurre en la palabra lluvia / que cae en
sentido inverso al espacio / y es / porque deja de ser /
como tu ojo deja de ser ojo / y es caballo /
al mirar un caballo // no es natural / que llueva /
es natural  / que tiembles / que temas a la lluvia //
tú / que eres casi todo agua / construyes una casa /
en nombre de la palabra hombre / tú /
agua creyente / te proteges del horror de caer //
dices: lluvia / y eres agua / mirando agua. 


De Teorema natural, Poesía Hyperión.


Suplantaciones

El firmamento para esa mujer es el oro, / el oro para
ese niño / un fueguito en el baldío, / el baldío para
una anciana / su juventud en esa fotografía. // Las
cosas están soldadas por la desesperación. / Entre ellas,
el hombre que las junta, / mientras nada, sonámbulo,
en el cardumen de sus antepasados, / y va, tenue
de pensamiento, / a ese otro pensamiento /
que es la muerte. // Entonces, le unen las manos /
para que se toque y se recuerde. / Pero él ya no está, /
ni puede reunir sus islas. / La anciana, la mujer, el niño /
lo miran irse de la fotografía / hacia el firmamento
baldío. // Alguien dice: “son cosas del destino”. //
Y lejos, el destino gira, / fuera de sí, / sin porvenir, /
como un loco atado / al árbol del fondo de la casa.


De El amanecido, El perro y la rana, 2005


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