(to the smell of misfortune)
The aridity of the gardens
finally tired
them all.
Nothing, not
even carrots
would grow in
that rocky soil.
Breaking your back for
Breaking your back for
a fistful of
herbs.
And the flowers? You'll say.
And the flowers? You'll say.
And those huge
dahlias, like trees?
Don't remind me of those carnivores.
Don't remind me of those carnivores.
They seemed to shine
their petals
to the smell of
misfortune.
They grew
opened
moved their
stamens
as we steadily
fell.
From Ratada, Lom Ediciones 2005
The Shadow of the Daughter
The shadow of the daughter is sown to the side
The shadow of the daughter is sown to the side
and whispers
that nobody dies on the eve.
Its sour company
is
surf in the
thick, opalescent sea of blood.
It also repeats
that it's a grave offence
not to devote
oneself to the beloved, abandoning him
in his finite
being, his poor little fleetingness.
This shadow asks
to be sucked,
fused into me.
To be truly loved.
It thinks it's
petty, this gesture of mine
of stretching my
hand
and fixing a
lock of hair
falling on his
eyes.
From En nombre de ninguna, Ediciones Kultrún,
2008. You can find more poems by RM in Spanish here.
(al olor de la
desgracia)
La aridez de las huertas
terminó por cansar a todas.
Nada, ni las zanahorias
crecían en ese pedregal.
Partirse el lomo
por un puñado de cilantro.
¿Y las flores? Dirán.
¿Y esas dalias enormes, como árboles?
No me recuerden a esas carnívoras.
Parecía que lustraban sus pétalos
al olor de la desgracias.
Crecían,
se abrían
movían sus estambres
a medida que íbamos cayendo.
Del libro Ratada Lom Ediciones 2005 Tomado de Bajo
la rosa china
La sombra de la hija
La sombra de la hija va cosida al costado
y murmura que nadie se muere la víspera.
Su ácida compañía es oleaje
en el mar espeso y opalino de la sangre.
Repite también que es falta grave
no dedicarse al amado, abandonarlo
en su ser finito, su pobrecito efímero.
Esta sombra pide ser sorbida
fusionada en mí. Ser amada de veras.
Le parece mezquino este gesto mío
de alargar la mano
y arreglarle un mechón
que cae sobre sus ojos.
La sombra de la hija va cosida al costado
y murmura que nadie se muere la víspera.
Su ácida compañía es oleaje
en el mar espeso y opalino de la sangre.
Repite también que es falta grave
no dedicarse al amado, abandonarlo
en su ser finito, su pobrecito efímero.
Esta sombra pide ser sorbida
fusionada en mí. Ser amada de veras.
Le parece mezquino este gesto mío
de alargar la mano
y arreglarle un mechón
que cae sobre sus ojos.
De En nombre de ninguna Ediciones Kultrún,
2008. Pueden encontrar otros poemas de RM aquí.
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