Friday, July 19, 2013

Two poems by María Montero (France, 1970, Costa Rica), my translation / Dos poemas de MM


Self-service

The suicidal hand pokes in the trash
and entices me to join it.
It desperately seeks what it has lost: an eye 

steadfast to the world;
the intimacy of the past.
Now each letter aspires to the height
never reached by its wound.
It is no longer the lonely idiot,
the one who fixes the knife and the laughter of
other spectacles.
The suicide hand jumps into the void,
for it risks but
twenty-seven letters.
The suicide hand has taken my home;
I owe it my life.

Third-Person Monologue


I would not trade your memory

for your presence.

Ask the other one to come back:
the stranger who
burns forever under the sun
of Havana.
Ask him to dance naked like a fool
to rabidly chase your joy
to take the bus and

surrounded by a crowd tell you
that he's about to get off
because you're an insufferable bitch.
Ask that island
where nobody invited you –
the still keyhole
where only lovers can see each other.
Ask for a croquette
for some old-woman shoes
the long road of devotion
and the song that tirelessly chases
the distance between the Malecón and the world.
Ask for what you've already lost.
Ask for a father for your daughters,
the single gesture that anticipates desire
and the years that fade
with the mutilated body of oblivion.

From La mano suicida, Ediciones Perro Azul, 2000, 2006.
Self-service

La mano suicida escarba en la basura / y me invita 

a acompañarla. / Busca desesperadamente lo perdido: /
un ojo inalterable para el mundo, / la intimidad de 

antes. / Ahora cada letra pretende / la altura que no 
tuvo su herida. / ya no es más la solitaria estúpida, /
la que repara el cuchillo y la risa / de otros 

espectáculos. / La mano suicida salta al vacío /
pues no arriesga más / que veintisiete letras. /
La mano suicida se ha quedado con mi casa, /
le debo la vida.

Monólogo en tercera persona


No cambiaría tu recuerdo /
por tu presencia.

Pídele al otro que vuelva: / al desconocido /
que arde para siempre bajo el sol de La Habana. /
Pídele que baile desnudo como un tonto / que persiga 

rabioso tu alegría / que tome el autobús / y en medio 
de la gente / te diga que está a punto de bajarse /
porque eres una puta inaguantable. / Pídele a esa isla /
a la que nadie te invitó: / la cerradura inmóvil /
donde solo pueden verse los amantes. / Pídele una 

croqueta / unos zapatos de vieja / el largo camino de 
la entrega / y la canción que persigue incansable /
la distancia entre el Malecón y el mundo. / Pídele lo que 

ya has perdido. / Pídele un padre para tus hijas / el gesto 
único que se anticipa al deseo / y los años que se esfuman /
con el cuerpo mutilado del olvido.

De La mano suicida, Ediciones Perro Azul, 2000, 2006.

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