Water
To Salvador Garmendia
Let us pretend
I don't know
that the rain only
happens in the
word rain
that it falls in
the direction opposite to space
and it is
because it
ceases to be
just as your eye
ceases to be eye and is
horse
when it
looks at a horse
raining is not
natural
it is natural
for you to
shiver
to fear the rain
you
who are almost
all water
build a house in
the
name of the word
man
you
believing water
protect yourself
from the horror of falling
you say, rain
and are water
looking at water.
From Teorema natural, Poesía Hyperión
Supplantations
To that woman,
the firmament is gold
gold to that
child,
a small fire in
the vacant lot
the vacant lot
to an old woman,
her youth in
that picture.
Things are
welded by desperation.
Amid them, the
man who gathers them,
while he swims,
sleepwalking, in the shoal of his ancestors
and goes, faint
of thought,
toward that
other thought that is
death.
Then they join
his hands
so that he touches
himself, remembers himself.
Yet he's no
longer there
and cannot gather
his islands.
The old woman,
the woman, the child
watch him leave
the picture
toward the
vacant firmament.
Someone says,
"such is fate."
And far away
fate turns
beside itself
without a
future,
like a madman
tied
to the tree in
the back of the house.
From El amanecido, El mono armado, 2005
Review 75 published some of his poetry in English.
El agua
A Salvador Garmendia
Hagamos de cuenta
/ que yo no sé que la lluvia /
sólo ocurre en
la palabra lluvia / que cae en
sentido inverso
al espacio / y es / porque deja de ser /
como tu ojo deja
de ser ojo / y es caballo /
al mirar un
caballo // no es natural / que llueva /
es natural / que tiembles / que temas a la lluvia
//
tú / que eres
casi todo agua / construyes una casa /
en nombre de la
palabra hombre / tú /
agua creyente / te
proteges del horror de caer //
dices: lluvia / y
eres agua / mirando agua.
De Teorema natural, Poesía Hyperión.
Suplantaciones
El firmamento
para esa mujer es el oro, / el oro para
ese niño / un
fueguito en el baldío, / el baldío para
una anciana / su
juventud en esa fotografía. // Las
cosas están
soldadas por la desesperación. / Entre ellas,
el hombre que
las junta, / mientras nada, sonámbulo,
en el cardumen de
sus antepasados, / y va, tenue
de pensamiento, /
a ese otro pensamiento /
que es la
muerte. // Entonces, le unen las manos /
para que se
toque y se recuerde. / Pero él ya no está, /
ni puede reunir
sus islas. / La anciana, la mujer, el niño /
lo miran irse de
la fotografía / hacia el firmamento
baldío. // Alguien
dice: “son cosas del destino”. //
Y lejos, el
destino gira, / fuera de sí, / sin porvenir, /
como un loco
atado / al árbol del fondo de la casa.
De El amanecido, El perro y la rana, 2005
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