We are both storytellers. Lying on our backs, we look up at the night sky. This is where stories began, under the aegis of that multitude of stars which at night filch certitudes and sometimes return them as faith. Those who first invented and then named the constellations were storytellers. Tracing an imaginary line between a cluster of stars gave them an image and an identity. The stars threaded on that line were like events threaded on a narrative. Imagining the constellations did not of course change the stars, nor did it change the black emptiness that surrounds them. What it changed was the way people read the night sky.
From And Our Faces, My Heart, Brief as Photos, Vintage International.
Ambos somos narradores. Acostados boca arriba, miramos el cielo nocturno. Aquí es donde empezaron las historias, bajo la tutela de esa multitud de estrellas que en la noche escamotean certezas y, a veces, las devuelven como fe. Aquellos que primero inventaron y luego nombraron las constelaciones eran narradores. Al trazar una línea imaginaria entre un manojo de estrellas les brindaron imagen e identidad. Las estrellas enhebradas en esa línea fueron acontecimientos enhebrados en un relato. Imaginar las constelaciones, por cierto, no cambió las estrellas, ni el vacío negro que las rodea; lo que cambió fue cómo leemos el cielo nocturno.
De Y nuestros rostros, mi vida, breves como fotos. Hermann Blume. Pueden encontrar una traducción del libro en este blog.
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